Empecé mi aventura con los bolillos a principios de los años noventa de la mano del ayuntamiento de Maceda. Y desde entonces estuve asistiendo a los cursos de perfeccionamiento del centro social de Maceda.
Son muchísimas las horas dedicadas a esta arte e incontables los labores realizadas.
Una pequeña muestra de ellas se pueden ver en las siguientes fotos: